Mi Experiencia como Conferencista

Cuando empecé en el camino de bienestar, un día, tras acudir a una cita con mi psicoterapeuta, me envisioné escribiendo libros y dando conferencias. 

Me vi grande, brillando, transmitiendo mucha luz y tocando a muchas almas. Impartiendo esas palabras que muchos necesitaban escuchar. Me ericé de tan sólo imaginarlo. 

Muchas vueltas di en el camino, muchos retrasos, pero el sábado pasado por fin me topé con mi oportunidad. 

Lessahogo para mi ha sido un sueño, y cada día que toma más forma hacia lo que enviosiono para él. Es un proyecto integral, en diferentes plataformas para, una vez más, tocar a miles de almas y ayudarlas a alcanzar su evolución. 

¿Cómo llegó la conferencia a mi? 

Digo llegó porque realmente no la busqué. La soñé y la decreté. De hecho, la puse (junto con las que vendrán) en mi Visual Board (el que les compartí por Instagram), y pocos días después me llamaron mis amigos de Protagonistas del Cambio para ofrecerme la oportunidad. #ElPoderDeDecretar

Protagonistas del Cambio es un emprendimiento generoso que ideó una gran amiga y colega. Esta era su segunda edición. En la primera no pude participar porque estaba embarazada y con plenos malestares, llena de miedos. 

Hoy la realidad es otra, aquellos miedos me parecen hasta absurdos. Tengo un motor que vino a darle todo el sentido a mi vida, y a llenarme de ganas más que suficientes como para comerme el mundo y hacer todos y cada uno de mis sueños realidad. 

A ella, a mi pequeña Olivia, le dediqué ese logro, esa meta, ese sueño… 

Vuelvo a ser animadora. 

Tenía cuatro años sin animar, y en esta ocasión era un poco diferente pues no me dirigiría a una cámara, aunque curiosamente tenía a una cámara en frente, no sé si para hacerme sentir familiarizada o porque me persiguen jajaja. 

Arranqué muy nerviosa, y al lado de mi compañero que es un motor de ideas por segundo. Es una de las personas más creativas y ágiles mentalmente que he conocido, y aunque siento que el se devoró el escenario, yo poco a poco fui entrando más y más en calor y me disfruté muchísimo la experiencia. 

Llegó mi turno de ser conferencista: Los minutos antes de salir. 

Desde la tarde anterior me habían atacado los nervios. Pero eso es bueno porque significaba que esto me importaba y mucho. Por supuesto que los pensamientos saboteadores entraban: “Se te va a olvidar todo”, “Vas a olvidar las partes importantes y vas a decir puras tonterías”, “No existe manera que recuerdes el orden de la conferencia.” Pero yo los iba debatiendo. 

Entonces, se sube al escenario Jose, mi compañero, en esta ocasión solo, para presentarme. Yo no sabía si re-leer todo para asegurarme que recordaría todo, o si dejarlo así y fluir. Decidí no volver a leer para no confundirme más. Recordé a una profesora del colegio que solía decir que repasar a última hora es peor, que lo que sabes, ya lo sabes. Respire. Cerré los ojos y me encomendé a Dios. Le entregué el control. También le pedí a Ganesha, para que me ayudara a fluir y quitara las barreras de mi mente que pudieran sabotearme en el proceso. Volví a respirar, me levanté y entregué el control. Confié en mi, en mis capacidades, sin expectativas, cumpliéndome la promesa que me hice de disfrutar al máximo la experiencia. 

Recuerdo que aún cuando Jose me entregó el micrófono seguía conectándome con la fuente y respirando profundo. Entonces sonreí y arranqué. 

Me acordé del inicio de mi conferencia escrita – “voy muy bien”, pensé –. Pero luego no recordé más. Me confundí con el orden, las ideas… Podía hacer dos cosas: entrar en pánico y demostrarlo o recordar un consejo que me dió un colega antes de subir a tarima quien me dijo: “¿Qué es lo peor que puede pasar?” – “Que se me olvide todo”, le respondí. – “Bueno, si se te olvida, ¿quién va a saber que lo olvidaste?” 

Entonces me enfoqué en fluir. Me pregunté mentalmente: “¿Cuál es el mensaje que quiero transmitir? Explícalo y así se hará la conferencia.” 

Poco a poco empezaron a volver las ideas escritas, los bloques de texto que me había aprendido, los ejemplos. Así me perdí en la experiencia. Tanto que hablé más del tiempo estipulado. Eran 10 minutos supuestamente. Incluso, me cuentan que me mostraron carteles con el tiempo restante, y reconozco que jamás los vi. Jajaja. 

Amé la experiencia. Cada parte de ella. 

Mi mejor amiga grabó toda la conferencia (la pueden encontrar en el home page aquí en mi Página Web), y cuando me veo no me reconozco. Veo a esa mujer que mencionaba en mis visiones al principio de este relato. Y aunque sé que yo soy esa visión, en ese momento estaba tan nerviosa que nunca pensé que me vería así del otro lado. 

La lección:

Puedes estar muerta del miedo, pero lánzate a la experiencia, vívela, disfrútala y deja los juicios en tu contra, porque todos esas dudas e inseguridades que tienes, muy pero muy probablemente vas a ser tú la única que los note. Y mientras le dabas fuerzas, la experiencia pasaba y la perdías. Yo, elegí disfrutar la experiencia, less-ahogarme (ahogarme menos) y me gocé mi experiencia. 

Agradezco tanto esos consejos de último momento, así como también los recibidos a lo largo de mi vida que aplicaron a ese momento. Agradezco tanto la fortaleza que me dió Dios en ese momento, y la fluidez que Ganesha me regaló. El apoyo incondicional de mi familia y amigos, el ver a mi bebé ahí en el público, porque aunque su mentecita aún no entienda lo que pasaba, su subconsciente escuchaba la voz de mamá en alto a través de las cornetas, y su alma entendía que la mamá que escogió estaba ahí, cumpliendo parte de la misión de la que ella de alguna manera formará parte. 

Ahora, a seguir trabajando por los sueños que quiero y elijo materializar para el 2020. Espero que me acompañen. 

Les dejo el link de la conferencia para que la vean 🙂 https://youtu.be/df5HripM7tk

¡Feliz Año! 

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