La psicología positiva es una rama de la psicología desarrollada por el Dr. Martin Seligman (Sip, el mismo que electrocutaba a perritos a modo de experimento para estudiar su capacidad de condicionamiento). Seligman hablaba un día con su hija, para ese entonces pequeña, acerca que dudas reflexivas que la niña tenía. Analizando las respuestas a darle, Martin tuvo una epifanía sobre el rumbo que debía de tomar la psicología, uno muy distinto al que el mismo aplicaba hasta la fecha.
La mirada debía de ser otra: uno más positiva, no enfocándonos en todo lo que nos falta para estar bien, sino aprovechando lo que sí tenemos como herramientas para el cambio y mejoramiento personal (nuestras fortalezas).
A partir de allí la magia de la ciencia empezó a avalar estudios que corroboraron las teorías de Seligman.
A pesar de ser una rama aún en crecimiento y sumamente extensa. Hoy quiero compartir con ustedes 5 herramientas de la Psicología Positiva que puedes aplicar a diario.
1. Agradece
La práctica del agradecimiento diario no sólo la promueve la Psicología Positiva, y es que es tan beneficiosa, que cada día más y más corrientes sugieren utilizarla.
Puedes hacerlo a la hora que te apetezca –o cuando te recuerdes–, pero se ha demostrado que el agradecer al levantarnos y/o antes de acostarnos aumenta la producción de la serotonina y dopamina (neurotransmisores conocidos como «las hormonas de la felicidad»), promoviendo así un mejor estado de ánimo, buena disposición, mejora de la atención y claridad mental y disminuyendo los niveles de depresión y de estrés. En el caso de la noche promueve a un placentero descanso.
Agradecer aumenta la producción de la serotonina y dopamina, neurotransmisores conocidos como «las hormonas de la felicidad»
¿Cómo hacerlo?
No existen formatos específicos para hacerlo. Sencillamente agradece a Dios, Divinidad, Universo o fuerza superior en la que creas. Comienza agradeciendo por estar vivo (¿qué mejor regalo que ese?), y luego agradece por algo bueno que te haya pasado, por algo bonito que estes observando… en fin, por lo que realmente te sientas afortunado.
No pasa nada si al principio no se te ocurre nada y sólo agradeces por una o dos cosas; a medida que vas practicando el agradecimiento, verás cómo irás notando cosas nuevas por las que te sientes agradecido.
2. Perdona
“El Perdón no es para otros, el perdón es para ti”
Esperar que me pidan perdón para yo perdonar es como sentarse a esperar la muerte sin vivir. Los beneficios del perdón se creen que son para el otro, pero la realidad es que el otro no tiene ni por qué enterarse que lo perdonaste. El decírselo o querer decirle “te perdono aunque no lo merezcas”, responde al ego (mente), y no al alma, que es de donde nace el verdadero perdón.
El perdonar es un gesto compasivo de amor puro, que aporta paz y regocijo a mi alma.
El perdonar es un gesto compasivo de amor puro, que aporta paz y regocijo a mi alma.
Una manera práctica de perdonar es enfocándome en el para qué: para qué viví esa traición – ¿qué puedo aprender de esa experiencia?–. Cuando entiendo que esa persona sólo fue un mensajero de una lección, el perdón fluye mucho más fácil.
Si todavía te cuesta mucho pues hay mucho dolor/rencor, escríbele una carta (que no es para entregar) en donde drenes absolutamente todo lo que sientes/piensas. Puedes escribir insultos y groserías si es lo que te nace.
Una vez termines la carta, quémala y di: “Suelto este sentimiento de ______________ pues no me pertenece.” Visualiza como esa emoción se va quemando y desvaneciendo junto al papel. Espera un día o dos, y luego pasa al paso uno del perdón (mirar el aprendizaje o lección e integrarlo).
3. Aprende a ser Resiliente
La resiliencia se define como la capacidad de salir airosos, más fuertes y re-potenciado de una situación adversa. Para practicar esto, sólo a modo de ejercicio, selecciona tres episodios de tu vida que verdaderamente te hayan marcado. En un papel anota cómo eras antes y cómo eres después de esa experiencia. Piénsalo con calma (¿Hubo algún cambio? ¿Qué cambio?) Si el cambio no fue positivo, digamos: “me endurecí y ahora no creo en el amor”, piensa en dos maneras en las que tú pudiste haber actuado diferente y así evitar el final indeseado. Ese sería tu aprendizaje resiliente a aplicar a tiempo en futuras oportunidades.
4. Ponle fuerza a tu voluntad
La Psicología Positiva explica que el rumbo de nuestra vida se maneja en un 10% por las circunstancias, 50% por la genética (lo heredado) y un 40% por nuestra voluntad. Desde esta mirada, invita a poner la atención y la intención en ese 40% del que SI somos responsables para mejorar el rumbo de nuestros caminos.
Voluntad no sólo se basa en un “yo sí puedo”, sino en la acción. En el “yo quiero esto, yo puedo y estos son los pasos que voy a dar para lograrlo”. No basta con sólo desearlo.
También es súper importante ser perseverante, pues no todos los días te vas a sentir motivado, y muchas veces vas a caer en estado de víctima de «mis padres me hicieron…» o «ya que no tuve esto, no puedo lograr aquello…». La disciplina y el buscar motivación constantemente son súper imprescindibles en este paso.
5. Procura tu bienestar primero
Para explicar esto me gusta siempre utilizar el ejemplo de las mascarillas de oxígeno de los aviones. Las aeromozas instan al pasajero a PRIMERO colocarse las máscaras ellos, para después ayudar al que tengan al lado – sea quien sea–. Esto ocurre porque yo sólo puedo ayudar desde mi bienestar. Si yo no estoy bien, muy probablemente lejos de ayudar, voy a dar migajas y eso no es suficiente para ninguno.
Recuerdo hace algunos años, por estar de distraída en el mar, me agarró una resaca, y en fracciones de segundos comencé a tragar agua y a ser chupada por la corriente. Al darse cuenta que no podía salir, dos amigos vinieron a mi rescate, pero la resaca era tan fuerte y mi estado de pánico tan grande que ellos, al no contar con las herramientas para procurar su bienestar (salvavidas, un chaleco, una moto de agua o bote), se estaban ahogando conmigo. Gracias a Dios, en el momento en donde ya había perdido la esperanza, los salvavidas entraron al agua por nosotros con todos los recursos necesarios y nos salvaron la vida.
Esto mismo pasa a nivel emocional, psicológico y físico: tus hijos, padres, jefes, familiares pueden necesitarte, pero si no estás bien, nada va a salir 100% bien.
Espero que les sea de ayuda este artículo, y si tienen alguna duda o comentario, escríbanmelo abajo. Y si deseas que hablemos y te guíe, con gusto agendamos una sesión privada :). Sólo has click aquí: https://lessahogo.org/contacto/
Con amor,