Mientras en oscuridad…

Yo hace algunos años sufrí de una fuerte neumonía atípica a consecuencia de un mal manejo médico en los EE.UU. A partir de allí mis pulmones nunca han sido los mismos, y de por si soy una persona muy alérgica. Parte de las consecuencias es que de la nada me da bronquitis. Se podrán imaginar lo vulnerable que me he sentido estando expuesta a polvo de construcción en directo, y sin poder hacer nada para detenerlo.

Las primeras 31 hrs sin luz generaron en mi un estado de pánico, a pesar de que sabía que no debía perderme en el futuro y respirar profundo, dejé que la mente me ganara. Ella, ejerciendo su trabajo, se desbordó en pensamientos extremistas y negativos, acompañados de comentarios de vecinos fatalistas, especulaciones, angustia colectiva, robos y tiroteos en la zona en la que vivo, y mucha hambre, desinformación, y ganas de comer comida caliente y balanceada.

Luego vi imágenes de bebés en hospitales muriendo, me enteré de zonas que llevaban 48 hrs sin luz ni agua ni señal, mientras yo al menos había tenido 20 min un día para recolectar agua, cargar el celular (aunque no tuviese señal) y bañarme.

Entendí lo egoísta que estaba siendo. Pensé: “ninguno de mis familiares ni yo estamos en un hospital o en una terapia intensiva muriendo”, “tengo comida, así sea una galleta de soda, todos los días”, “mira cuánta gente está preocupada por mi y me envían fuerza, amor y apoyo todos los días aunque no podía comunicarme con ellos.” Automáticamente empecé a agradecer y a sentirme extremadamente afortunada.

También entendí el daño de mis pensamientos a mi cuerpo, a mis células, a mi salud, y lo absurdos e innecesarios que eran. Me dije: “viste que todo pasa, y que de alguna manera se soluciona?! Para qué sirvió pensar todo eso?”

Pero esta realización llegó a mi después de empezar a sentirme enferma. Mi cuerpo me estaba mandando señales, y estaba colapsando a mi sistema familiar sin darme cuenta. Obviamente cuando estás así todo te sale mal. Entonces decidí cambiar mi actitud y elevar mi vibra. Empecé a meditar en la mañana y en la noche. También rezaba y prendía inciensos que me acompañaran en momentos de reflexión. Todo empezó a fluir. 

#Causalmente vino un amigo que no podía comunicarse con nosotros pero que supo seguíamos sin luz, y nos trajo una planta eléctrica para que al menos pudiésemos salvar nuestros alimentos; me entró señal al cel y el mensaje de una amiga que tenía hielo para darme para preservar los alimentos también. Los trabajadores decidieron reanudar su trabajo aún sin luz, valiéndose de la planta eléctrica y de su ingenio, y en ese proceso la luz volvió después de 48hrs seguidas sin servicio. Todo en resonancia con mi elevación energética.

Hoy, agradezco tener luz, que es un sueño casi para gran parte de los habitantes de mi país hoy y para muchas regiones en el mundo. Agradezco sentir el agua tibia de la ducha cayéndome y limpiando mi cuerpo. Agradezco lo caliente de la comida y lo fría del agua. Agradezco también poder tomar agua ilimitada, aunque reconozco que quedó un pequeño trauma en mi de volver a no tener. Pero estoy trabajando en ello, recordándome que vivir desde el miedo sólo va a atraer y a materializar aquello a lo que temo. Agradezco tener a mi familia cerca y que nos estemos apoyando más que nunca. Agradezco por los vecinos tan espectaculares que tengo, por mis amigos que se han preocupado tanto por mí y que han ofrecido ayuda. Por la solidaridad que esto ha despertado, por esta experiencia que una vez más me recordó que soy merecedora y que por creer esto recibo tanto amor. Agradezco por mi salud y la de mis familiares, por tener alimento todos los días. Agradezco que logré ver las estrellas como tenía años sin ver en Caracas, gracias a la oscuridad. Agradezco las conversaciones reflexivas que surgieron mientras esperábamos que pasaran las horas para irnos a dormir. Hoy me recuerdo nunca más subestimar cada detalle de mi vida, porque por desgracia a veces tenemos que perder algo para valorarlo.

 

Soy infinitamente bendecida, abundante y afortunada. Y agradezco a Dios por esta dura pero increíble lección, recordándome que si estoy aquí es porque me tocaba vivirlo y Dios sabía que yo podía soportarlo. Lo que hemos vivido ha sido muy duro, pero me reforzó que mi bienestar depende de mí, y que el caos externo no tiene por qué ser el interno. Soy humana, flaqueé. Lo reconozco y me perdono. Me conecto a diario con todas las herramientas con las que cuento, y elevo y conecto con mi poder personal #YoSoy. Se necesita de mucha fortaleza mental, espiritual y emocional, además de constancia en hábitos que me generen bienestar para lograrlo, pero en mi caso entendí que ésta era la más grande lección. Y espero de todo corazón que nuestra prueba se convierta en una lección para ti que leíste esto.

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